jueves, 13 de mayo de 2010

MAS DE REPENTE AL EMBARCAR...

El niño sigue creciendo. Como buen papá cuervo, no pierdo oportunidad de presumirlo cada que puedo. Cada día demuestra más inteligencia, mas destreza con su motricidad gruesa y fina, más tolerancia hacia ciertos alimentos, en fin, el niño sigue creciendo.

Sin embargo, uno de sus principales problemas, que también se ha convertido en nuestro problema, es que se mueve mucho por las noches, dormido. Pero como dormimos los tres en la misma cama es incómodo, ya que le ha dado por patear cuando se está despertando o cuando tiene hambre, y es que sólo así logra despertarnos. No hay que pensar mucho para deducir que su madre y yo tenemos el sueño pesadísimo.

Antenoche se agravó el problema y estamos a punto de darle solución ya que a eso de las tres de la mañana escuchamos un golpe y de inmediato, llanto. Supimos entonces que, "se cayó de la cama y se puso a llorar". Lo cargué y comenzó a quedarse dormido, con la inocencia de no saber qué es un golpe, segundos después, lloró con un llanto inconsolable que duró como una hora. Sin saber qué hacer, intentamos calmarlo durante todo ese tiempo, dicen que es malo si los dejas dormir, dicen que es malo si toman agua, dicen y dicen.

Poco después de las cuatro de la mañana le dimos a tomar su leche y nos percatamos que el niño estaba llorando más por hambre, que por el golpe recibido. Vaya aprendizaje.

La cosa es que la pediatra dice que hay que pasarlo a su cuna, la familia dice que hay que bautizarlo, yo pienso amarrarlo de algun lado de la cama o buscar alguna otra solución para evitar que se haga daño.

La ventaja de esta situación es que cuando sea más grande y diga un chiste malo, tenga problemas con sus calificaciones, se quede chato, o algo similar podremos decir: "disculpenlo, es que se nos cayó de chiquito"...