En las zonas populares de mi ciudad existen seres mágicos, tan interesantes, que pueden sobrevivir con el salario mínimo. Le dan de comer a su familia, los visten y además se embriagan cada fin de semana.
Yo, en cambio, cada vez que intento burlarlos para descubrir su truco, descubro que soy tan mortal como el que más y nunca alcanzaré su grado de maestría...
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